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Se sabe bien que el humo y las emisiones de los vehículos pueden ser peligrosos para nuestros pulmones, pero las nuevas investigaciones demuestran que la contaminación también podría ser peligrosa para nuestro cerebro.

Aún no se conoce del todo el modo en que los factores ambientales, como la contaminación atmosférica, contribuyen al riesgo de demencia. Sin embargo, los investigadores siguen avanzando en el conocimiento de esta compleja cuestión.

La contaminación del aire y el cerebro

 

Los estudios han encontrado asociaciones entre la exposición a la contaminación atmosférica y el aumento de la inflamación cerebral. Aunque la inflamación es normalmente un proceso de protección contra materiales extraños que entran en el cuerpo, un exceso de inflamación puede dañar las células del cerebro. El aumento de inflamación también puede empeorar las placas y los ovillos característicos del cerebro asociados a la enfermedad de Alzheimer.

Las partículas contaminantes del aire de menos de 2,5 micrómetros de diámetro, conocidas como PM2,5, son especialmente peligrosas. Su minúsculo tamaño (son unas 30 veces más pequeños que el ancho de un cabello humano medio) les permite burlar las defensas naturales del cuerpo e infiltrarse en los pulmones y la sangre.

Las PM2,5 pueden causar dificultad para respirar y un empeoramiento de la salud del corazón. Y ahora, los investigadores están examinando cómo estos contaminantes sabotean el cerebro. La exposición a la contaminación atmosférica, incluso a niveles bajos, está relacionada con un peor rendimiento en las pruebas cerebrales y un menor volumen cerebral.

El impacto del humo del cigarrillo en la salud del cerebro es otra área de preocupación, y hay pruebas de que fumar puede aumentar el riesgo de que una persona desarrolle demencia.

La inhalación del humo del tabaco se ha relacionado con el estrés oxidativo. El estrés oxidativo se produce cuando las moléculas inestables de su cuerpo superan a las sustancias protectoras llamadas antioxidantes, causando daños en sus células. El propio estrés oxidativo ha sido vinculado con el desarrollo y la progresión de la demencia.

Incluso la exposición al humo de segunda mano puede tener consecuencias negativas. Un estudio que ha realizado un seguimiento de cientos de participantes a lo largo de décadas ha descubierto que la exposición continua al humo del tabaco de segunda mano en la infancia está asociada a un mayor riesgo de demencia y enfermedad de Alzheimer.

¿Qué puede hacer para protegerse y mantenerse sano?

 

  1. Preste atención al Índice de Calidad del Aire (ICA), una medida de la contaminación atmosférica a la que puede acceder aquí https://www.airnow.gov/ o en muchas aplicaciones meteorológicas. Si la calidad del aire no es saludable, considere la posibilidad de reducir el tiempo que pasa al aire libre.
  2. Pruebe una alternativa al vehículo, ¡cuando sea posible! Caminar o ir en bicicleta (cuando la calidad del aire es buena), y el transporte público son grandes opciones. Si tiene que conducir y la calidad del aire es mala, evitar las horas punta de los desplazamientos puede ayudar a reducir la exposición a la contaminación.
  3. Si tiene previsto hacer ejercicio y la calidad del aire es mala puede ser útil mantenerse activo en el interior o elegir una actividad menos intensa (caminar, en lugar de correr).

¡Gracias a nuestros participantes por todo el trabajo que realizan para ayudarnos a comprender mejor los complejos problemas que afectan a la salud del cerebro!